El colágeno es la proteína más abundante de nuestro organismo (entre el 20 y el 30 %) y de al menos 13 tipos diferentes. De todo el colágeno de nuestro cuerpo, el 40% se encuentra en nuestra dermis donde forma una estructura en forma de red que le confiere fuerza tensora. Además de en la piel, también está presente en la córnea, cartílagos, huesos y en el tejido conjuntivo donde aporta a los órganos resistencia mecánica y firmeza.
El colágeno facilita la respiración, hidratación y regeneración de la piel. Con los años, el cuerpo va disminuyendo la producción de los tipos de colágeno que aportan más elasticidad, y del colágeno restante, las fibras se endurecen y entrecruzan más, dando lugar a las arrugas y descolgamiento de la piel.
Hay que destacar que algunos cosméticos utilizan como reclamo el “colágeno vegetal” pero que en realidad éste no existe en la naturaleza, el colágeno es una proteína únicamente presente en los animales.
Cuando hablamos de colágeno marino, nos referimos al procedente de las escamas y cartílagos de los peces. En Laboratorios Klein Cosmética utilizamos colágeno marino natural por lo que conseguimos una mayor compatibilidad con nuestros tejidos. Estas condiciones aportan a nuestra piel nutrición, regeneración, protección e hidratación.
El colágeno tiene la capacidad de producir un efecto filmógeno, lo que significa que, gracias a su composición peptídica y amminoacídica se crea una película invisible que nos aporta sensación de confort y un efecto tensor inmediato. Esta cualidad lo convierte en un componente muy frecuente de las líneas de cosmética flash y reafirmantes por su efecto lifting más duradero y perceptible.
Otra de las cualidades del colágeno es la protección de la piel y cabellos frente al ataque de los álcalis, detergentes y agentes ambientales nocivos, como son la radiación UV solar o el efecto secante del viento, frío, agua marina, etc.
Las aplicaciones del colágeno marino en cosmética son numerosas, lo encontramos en cremas, serums, ampollas y mascarillas para tratamientos antienvejecimiento y antiarrugas, efecto lifting, corrección de bolsas y ojeras, etc. Las zonas de aplicación también son diversas: óvalo facial, contorno de ojos y labios, cuello y busto serían las más frecuentes.
Además de los anteriores beneficios encontramos la capacidad de aumentar la velocidad de reparación de la piel dañada, por lo que es frecuente su uso en cosméticos y preparados para el tratamiento de quemaduras solares, productos para después del sol, etc.
También se observan efectos muy beneficiosos sobre los cabellos, les aporta brillo, suavidad, protección, mayor facilidad de peinado y mejora apreciablemente la fijación de los colorantes en la aplicación de tintes.