Se acerca el verano y empezamos a dejar nuestro cuerpo más expuesto al sol. Aunque deberíamos usar protección solar todo el año, ahora es realmente imprescindible y debemos escoger el protector solar más adecuado a nuestro tipo de piel.

El primer punto a tener en cuenta es que se debe utilizar un protector solar que proteja al menos frente a la radiación UVB (causante de las quemaduras solares) y UVA (principal responsable del envejecimiento prematuro de la piel). Estos dos tipos de radiación afectan también al sistema inmunológico y contribuyen al riesgo de cáncer cutáneo. También existe la radiación UVC pero no llega a la Tierra ya que las absorbe la capa de ozono.

Otro dato que nos puede hacer dudar a la hora de adquirir un producto de protección solar es el factor de protección, el conocido SPF. Vamos a explicar, lo más fácilmente posible, en qué consiste.

Representa el factor de protección que se suma a la resistencia natural de la piel para no quemarse. Existen diferentes niveles de protección en el mercado 20,25,30,50… aunque depende del país de venta y la marca puede variar.

Para decirlo de una forma que todos podamos entender, si multiplicamos los minutos que tu piel aguanta bajo el sol sin quemarse, por el factor de protección del producto escogido, nos dará el tiempo total de exposición al sol que soportará nuestra piel sin quemarse.

Por ejemplo, si una piel soporta 10 minutos de exposición al sol sin enrojecerse y le aplicamos un factor de protección solar de 30, el producto nos garantiza 30 veces más protección, es decir, 300 minutos. Pero hay que tener en cuenta factores que hacen disminuir este tiempo, como el baño, el sudor, etc. Por lo que deberemos renovar la aplicación del mismo cada dos horas.

Por lo tanto, deberemos escoger el protector solar en función de nuestro tono de piel y de la resistencia que ésta presenta frente a la exposición al sol. Estaría bien escoger factores más elevados al principio del verano y conforme el bronceado sea mayor, se puede ir disminuyendo el SPF.

Así, hablando de una forma muy general, las personas de piel morena, cuya piel aguanta más tiempo de exposición al sol sin quemarse, deben utilizar factores de protección medios o bajos (20-30) y los niños o personas de piel muy blanca o sensible que se queman con facilidad, deben utilizar factores de protección altos como SPF 50.

Otro elemento a tener en cuenta es la elección entre filtro físico o filtro químico.

Los filtros físicos son los adecuados para pieles sensibles con tendencia a la dermatitis. Actúan como pantalla, haciendo rebotar los rayos de sol de forma que no penetren en la piel. Son muy ventajosos para los niños pequeños ya que no se absorben, pero tienen desventajas como la textura y los colores tan blancos. Los filtros químicos son aquellos que transforman la radiación solar y la hacen inocua para la persona. La principal ventaja es que las fórmulas están muy conseguidas por lo que son más cómodos y prácticos de utilizar y la principal desventaja es que al ser absorbidos por la piel, algunos componentes podrían causar alergias, aunque, como hemos dicho, están muy testados y son muy seguros.

Esperamos que este artículo os haya servido para poder decidir a la hora de escoger un protector solar para este verano.

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