Para el nuevo año, queda desterrado el efecto mate y empolvado para tu rostro. La tendencia del momento y que ha llegado para quedarse es el efecto Glow, un look de piel fresca, jugosa y llena de vida. El efecto Glow se aleja por completo de las purpurinas. Es, más bien, el heredero del efecto no make-up, es un maquillaje de efecto natural, pero con el toque justo de luminosidad. Con el Glow alcanzamos el tan deseado efecto “buena cara”, un look equilibrado que da a nuestro rostro un aspecto saludable y radiante.
Cada vez son más numerosas las mujeres a las que les importa más la imagen luminosa y vital de su piel y le dan menos importancia a las arruguitas que nos van saliendo con el paso del tiempo. Existen muchos factores que influyen en que nuestra tez se vea áspera y apagada como son la contaminación, el frío o diferentes agentes químicos presentes en el aire o la alimentación. Un buen tratamiento de limpieza y exfoliación, una constante hidratación y el maquillaje adecuado, pueden devolver a la piel la luminosidad perdida. Para este grupo de mujeres el Glow es el look ideal.
También sabemos que cada vez son más las mujeres que prefieren los maquillajes naturales, aquellos que resaltan sus rasgos y disimulan las imperfecciones, pero sin cambiar las facciones y la personalidad del rostro como lo hacían los maquillajes recargados de otras temporadas. Además, también son cada vez más numerosas, las que quieren ahorrar tiempo por las mañanas. Los maquillajes y cremas con efecto Glow son los aliados perfectos para todas ellas, ya que logran aportar un efecto luminoso a tu rostro de una manera rápida, sencilla y eficaz.
Pero el efecto Glow requiere de pieles cuidadas, bien hidratadas y limpias de células muertas. El primer paso para conseguir el efecto Glow es el cuidado diario. Para ello, deberemos exfoliar la piel frecuentemente, aplicarnos mascarillas limpiadoras periódicamente, desmaquillarla correctamente al final del día, aplicar los serums e hidratar mañana y noche. Teniendo estos cuidados básicos presentes, nuestra piel habrá alcanzado un plus de vitalidad y luminosidad.
Otro de los trucos para conseguir este look es escoger los tonos de maquillajes e iluminadores que se aproximen a nuestra piel, en general, más rosados para pieles pálidas y más dorados para pieles morenas.
Los siguientes pasos después de la crema hidratante serían la base de maquillaje, el corrector y el iluminador. O bien, podemos saltarnos la hidratante y la base y sustituirla por una BB Cream más el iluminador, si no queremos maquillarnos.
Las zonas a resaltar son pómulos, frente, arco y aletas de la nariz y barbilla. Para potenciar la mirada, también en el lagrimal y en el arco de la ceja.
Los errores más frecuentes a la hora de aplicar el iluminador son aplicarlo en la zona de las ojeras al confundirlo con un corrector, aplicar iluminadores fluidos sobre la base fluida en zonas donde tenemos arruguitas ya que las marcaría todavía más, en ese caso, elegiremos un iluminador en polvo. Otro error bastante común es aplicar en exceso y no difuminarlo correctamente.
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